En ese instante, justamente cuando Abbie acababa de terminar esa ultima frase, el la cogió de la mano, entraron en el hotel y alquilaron esa habitación. La 115 y no otra. La 115 porque aquel año que estuvieron juntos allí, en esa misma cama, en esa misma ducha, habían sido felices, y habían sido felices porque nunca hubo nadie en ese mundo que se quisieran mas que ellos. Habían sido felices porque aprendieron a vivir juntos, aprendieron a amarse juntos, aprendieron a ser uno en vez de dos.
Cuando Abbie entro, millones de recuerdos le llenaron el alma. Millones de imágenes de los dos, de Beppo y ella, entre esas cuatro paredes, de millones de besos caricias y cosquillas, de juegos infantiles y no tan infantiles, de sonrisas de buenos días, de miradas de buenas noches, de deseos de madrugada, de sueños de veinticuatro horas.
Beppo la beso suavemente desde el principio del cuello al final de la oreja, Abbie lo miró con cautela, el se percató de aquella mirada, pero no le importo, bajó primero la cremallera de las botas, luego la del vestido y finalmente desabrocho el sujetador. Recorrió suavemente la espalda desnuda de ella con la yema del dedo índice y finalizo el recorrido con un suave beso. Acercó su boca, deseosa de mas placeres nocturnos, a la oreja de aquella chica que le volvia loco.”te prometo que solo quiero dormir, Amor....”
Abbie sabía, que aunque le fuera a costar mucho, esa noche no iba a intentarlo. Y con muchísima ternura, lo desnudo ella a el también. Así, desnudos, y llenos de amor, ambos alcanzaron los mas dulces sueños. Solo interrumpidos por un beso sincero y suave a media madrugada, tan suave que ni siquiera consiguió despertar a la chica mas bonita que alguien podria tener entre sus brazos una noche cualquiera en una ciudad cualquiera y en una habitación cualquiera. Solo que, en realidad esa noche era de los dos, en la habitación 115 y en la ciudad del amor. Y que esa chica ademas de ser la mas bonita, era...el amor de su vida.

-¿Dónde vamos?
-A alquilar la numero 115.
-¿Pero que dices?
-Si...Hoy quiero dormir contigo.
Abbie bajó de su espalda y dio un paso atrás.
-No Beppo... te vuelves a equivocar...
-Tus ojos me han dicho todo lo contrario.
-Beppo...no.... otra vez no...
Le retiro el flequillo rubio de la cara, con tremenda dulzura, con amor, incluso con deseo. Mucho deseo.
-Abbie te estas equivocando...¡Te quiero! Quiero estar contigo, quiero quererte... demostrarte todo lo que siento. Quiero que no te quepa ninguna duda que eres todo lo que deseo en esta vida. Todos mis sueños giran en torno a ti, asi que, permiteme que te lo demuestre.
-¿Cómo, Beppo? ¿Cómo?
-Durmiendo contigo. Y he dicho durmiendo... dejame soñar hoy a tu lado.
-¿Y sabes con quien vas a soñar?
-Soñare como soy feliz, contigo, solo contigo.¿Te parece?
-Me parece.

Las calles de Paris le parecían diferentes a su lado. Recordaba aquella misma sensación, de no hace mas de un año. Y le dolía, le dolía que quizás el, no se acordase.
-¿Sabes?
-Dime amor...
-¿Amor?
-Ups...perdona...estaba completamente absorta.... lo siento.
-Si estabas absorta en un año atrás....puede que te lo perdone.
-¿Si?¿y bien?
-Básicamente porque estaba pensando en lo bonito que fue....
-...mientras duró.
-Puede seguir durando si quieres...
-Me estás pidiendo que....¿vuelva contigo?
-Es una opción.
-¿Y la otra?
-Realmente....es la única opción que te dejo.
-¿Y si ....no me gusta?
-Pues....te aguantas.
Beppo se echo a Abbie a la espalda, y echo a correr, con Abbie encima. Ambos compartiendo risas, ambos compartiendo sueños....ambos, compartiendo amor.

-Quizás solo te falto estar un poco mas pendiente de mi y no engañarme...
-Nunca te he engañado Abbie. Cuando decía que eras mi vida era verdad, de echo, lo sigues siendo. Cuando te he visto por la calle corriendo....pensaba que iba a morirme de la sorpresa, nunca pensé encontrarte aquí, suena surrealista, bueno, suena no, lo es. Hemos estado mucho tiempo sin vernos, viviendo casi pared con pared, y ahora huimos el uno del otro, de los recuerdos, de todo lo que nos duele, y en el sitio mas inesperado nos encontramos, yo no se si será el destino, o si será todo lo que siento por ti, lo único que se, es que te tengo delante y me muero por besarte.
Abbie lo miró a los ojos, nunca nadie la habia mirado como el, o quizas si, pero ella solo lo sentía cuando lo hacia Beppo. Le acaricio las mejillas y lo beso suavemente, como a ella le gustaba hacerlo, como a el le gustaba que lo hicieran.

Abbie se separo suavemente de Beppo, cuando ya se sentía un poco agobiada. Ella era asi, necesitaba un cierto espacio. Esta claro que si por Beppo fuera, estaría abrazado a ella todo el dia.
-Bueno, ¿ahora me explicas de verdad....que haces aquí?
-Pues eso mismo me gustaría saber a mi Abbie.
-Yo...vivo aquí Beppo. Vivo aquí desde hace unos meses...llevo viajando desde que lo dejamos.... pero como no te has interesado por mi...pues no lo sabes.
-¿Qué vives aquí? Bueno, por esa regla de tres...tu tampoco te has interesado por mi.
-¿Qué querías que hiciera? ¿Estar mandándote sms toda la vida?
-No, solo lo que tu quisieras, ya lo sabes. Pero...insisto...¿como que vives aquí?
-Ya te lo he dicho...llevo viviendo aquí unos meses. He empezado a escribir, y como no entré en Bellas Artes, pues estoy viajando de un lugar a otro.
-No cambias. Eso me gusta.
-¿El que? ¿Qué no cambie?
-No, que estés viviendo aquí, porque supongo que estarás sola ¿Me equivoco?
-Tu tampoco cambias. Eres un cerdo.
-Y eso te gusta a ti.
-Ahora si te equivocas...
-Bueno... acertarlo todo es imposible. – Beppo le dedico su mas dulce sonrisa- tampoco acerté como hacerte feliz....
Y Abbie lo abrazó con todas sus fuerzas. Lo quería. Mucho. Más que a nadie.