La pintura de Churchill

Winston Churchill (1874-1965), aristócrata inglés, hizo la carrera militar en la  Academia de Sandhurst, conociendo el bautismo de fuego en 1896 en Cuba, adosado en el ejército español al mando del general Suárez Valdés, en lucha contra los insurrectos. Esto le sirvió para empezar a ejercer el periodismo como corresponsal de guerra, oficio este de la escritura que le haría ganar el premio Nobel de Literatura de 1953 por su “dominio de la descripción histórica y biográfica, así como por una oratoria brillante en la defensa y exaltación de los valores humanos”. 

Su actividad más relumbrante fue la de estadista. Dirigió a Gran Bretaña a través de los peligros de la Segunda Guerra Mundial y es reconocido mundialmente como uno de los personajes más importantes del siglo XX.

Pero hoy llega a este fotolog, en su faceta de pintor. Se inicia en este arte, donde encuentra su refugio, por sugerencia de su cuñada Gwendoline. Inspirándose en el paisajismo de maestros de tanto renombre como Walter Sickert, pintó su querida casa de Chartwell, el sur de Francia, la Bretaña, Egipto y las montañas del Atlas marroquí en más de quinientos cuadros de estilo impresionista respetados por los críticos y que se han vuelto muy cotizados con el tiempo (por uno de ellos en una subasta en Sothebys’s, han llegado a pagar 2,2 millones de euros). La pintura, a la que dedicó con avidez su tiempo libre, fue para él no sólo una afición sino una terapia.

Imagen: obra paisajista de Winston Churchill (de internet)