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Un solitario individuo entra en un bar de Chicago a las cinco de la tarde y pide tres güisquis juntos. El camarero se queda perplejo. Aun así, le sirve sin rechistar los tres vasos alineados sobre la barra. El cliente se los bebe uno tras otro, paga religiosamente y se marcha. Al día siguiente, reaparece con puntualidad británica a tomarse sus tres copas a esa hora que la tradición inglesa reserva para el té, y así durante un par de semanas. Un lapso de tiempo más que suficiente para que el barman se crea con la confianza para satisfacer su curiosidad. Tras disculparse anticipadamente por meterse donde nadie le llama, le inquiere que por qué, a diferencia de todo el mundo, no pide sus consumiciones de una en una. "La razón -esgrime- es muy sencilla. Somos tres hermanos que vivimos en otras tantas ciudades de EEUU y celebramos siempre a la misma hora lo unidos que estamos".
Despejado el enigma, el camarero se olvida del particular. Al cabo de cuatro meses, tan singular parroquiano le requiere que, en vez de las tres copas de costumbre, sólo le ponga dos, lo que mueve su inquietud. Al esbozar cierta turbación, el feligrés le tranquiliza y le aclara sonriente el porqué del súbito cambio: "Simplemente, he dejado de beber". Dicho lo cual, se atiza los potes correspondientes a sus dos hermanos ante la estupefacción de su interlocutor, aun siendo la barra de un bar un escaparate de las cosas más asombrosas.
(F. Rosell)
Esta historia parece sacada de una película americana y fácilmente nos podemos imaginar la escena en ese bar de Chicago, con ese camarero solícito pero que quiere ser discreto. Desde luego que el asunto llama la atención, pedir tres copas juntas y beberse una tras otra en soledad y así cada día, llama la atención de cualquier barman aunque no se atreva a decir nada, pero sí a pensarlo. Cuando vió que un día tomaba solo dos, se puso en lo peor y pensó que uno de los hermanos había muerto. Por lo que el final es aún más sorprendente. Conozco otra historia de alguien que se tomaba dos vasos de vino a la vez, uno para él y otro para su mejor amigo que era él mismo...
Normalmente los camareros de bar de copas están curados de espanto sobre todo con los clientes de todo pelaje que acuden habitualmente, muchos solos, con ganas de conversación y se sientan en la barra. Suelen ser de ver, oir y callar. Qué no verán, qué no oirán y cuánto tendrán que callar. Y siempre tener presente este refrán: "Beber que tengo buen vino, de política no hablar, no armar broncas ni jaleos, y, antes de salir, pagar".
Besos.
Yo lo resumiría con un toque sacro: "la caridad empieza por uno mismo", o "ama a los demás como a ti mismo". En un tono más profano, "vive, deja vivir y que te dejen vivir a ti, que son dos días".
Buenas noches .
"Beber que tengo buen vino, de política no hablar, no armar broncas ni jaleos, y, antes de salir, pagar".Me ha gustado. y es verdad, los bares son un poco como confesonarios ...alli muchos ván a contar sus penas ..y no digamos en los "bares de lucecitas"
Y veas y oigas lo que veas y oigas, a callar .Es asi .
Nos encantó la pelicula Reina Victoria, la interpretacion es espectacular ¿verdad?
Esta tarde por aqui estabamos a 20 grados ...vaya , que ni en verano , asi está todo el mundo con gripes y constipados.
Besos.
Vaya historia
saludos
Yo soy hombre de barra para desayunar, el resto en una mesita por favor.
Los bares y los taxis son los confesionarios laicos.
Espero estés bien!!! Pasa buen lunes!!! Besos y abrazosss!!!
Desde luego que los camareros, sobretodo de bares de copas, parecen curas en los confesionarios. La de penas que escucharán la mayoría de las veces, y algunas con sentido, pero otros se ponen a divagar o delirar... y no veas.
Me ha gustado mucho la historia del parroquiano y sus tres copas. Y el motivo no digamos, la mar de emotivo.
angela.69Hace una hora
Joaki-007Hace una hora
eliocroca2Ayer a las 22:12
corremundosAyer a las 18:46
astur_8202/05/2024