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Las prisas, los silencios, los lloros eran de que se veía en aquellos momentos. Las gotas caían desde la oscuridad del cielo y el mal sabor de boca se quedaba en los labios de los allí presentes, el paso de misterio del Cristo de la Redención de Sevilla al final y muy al final del recorrido le empezó a llover. Lunes Santo en Sevilla 2010