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Como era de esperar por todos los presentes, la Virgen salió y el cielo se alborotó. Ella estaba de estreno creo recordar, con su techo palio terminado y con unas ganas de salir inmensa. Y ya por fin la Virgen del Rocio de la Hermandad de la Redención estaba en la calle. Se decía en aquella plazoleta que no hay Lunes Santo en Sevilla sin Rocio.