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Mi piel huele a ti...22/06/2014
Extrañar es un verbo maldito...21/06/2014
Destino Caprichoso...I13/02/2012
Mi piel huele a ti...

Cuando el vacío mas absoluto cubría  de sombras ceniza, mi vida, mi voz, mi cuerpo, llegas con tu mirada a inundar mi corazón, y me doy cuenta que los ángeles tienen sexo. Con ternura envolviste de pasión cada rincón de mi, y no dejaste espacio para la razón.
Sumergiste en tu cuerpo  mi alma y te bebiste  cada latido de mi corazón y mis pensamientos. La dulzura de tus besos aterciopelados, dio color a cada rincón oscurecido de mi. Tus caricias  me hicieron navegar en mis horizontes sin norte porque me quitaste la brújula para que me  perdiera en ti y recorriera cada espacio de ti y dejara mi corazón  a la deriva en tu mar.
Llegas y me llenas de caricias empapando todo cuanto esta en tus manos de mi con tu sabor..

Me enamoras, me enloqueces con tu sudor con tu piel anacarada

Consigues hacerme volar hasta estremecerme esta mañana de verano entre ensortijadas sábanas después de dormir entre tus brazos donde nada puede quitarme el pensar estar en el cielo. Quedate  cada noche no quiero abrir los ojos,y descubrir que fue un sueño y que estas aquí y mi piel huele a ti...


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Extrañar es un verbo maldito...

Desapareciste entre la bruma de una mañana invernal, entonces descubrí que extrañar es un verbo horrible, pero lo conjugué de tal forma que cada una de sus pronunciaciones, me hacía sonreir....

Estraño tu risa...

Extraño tus caricias...

Extrañaré tus besos...

Te extraño...

Mi corazón está huerfano, no aprendió a caminar sin ti! Cada mañana al despertar, me aferro a la almohada y pelo rubio se abraza a mi pequeña barba y me abrazo a la almohada suplicando, despertar mañana junto a ti...


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Destino Caprichoso...I

Había llegado a casa después de un largo cuatrimestre lleno de exámenes, trabajos imposibles a altas horas de la madrugada, y una tesis imposible de entender, pero quizás por esto salve el curso con buena nota. Al ir del aeropuerto a casa y volver a ver aquellas casas tan conocidas, aquellas calles con gente saludándose amablemente y sobre todo el mar, aah!! mi mar, aquel olor marino a salitre que al entrar en mis pulmones me convertía en una persona diferente quizás salida de un comic cualquiera, en definitiva era tremendamente feliz. 
Hacía un día extraordinario, y después de los abrazos efusivos con mama, y sus besuqueos con olor a aquel champú tan característico que me hacían recordar que estaba en casa una vez mas, decidí ante la mirada cariacontecida de mis padres coger mi tabla e irme a la playa inmediatamente, mi cuerpo me pedía cabalgar sobre las olas una vez mas, llevaba meses sin hacerlo y echaba de menos aquella sensación de libertad volando por encima del agua cristalina de aquella playa escenario de tantas aventuras juveniles.
Llegué a la playa cargado con mi tabla, estaba pensando en nada particular solo dejaba que mis pensamientos fluyeran libremente, y fue entonces cuando subía los peldaños de madera vi a dos chicas, una alta y rubia y la otra morena y también de estatura aceptable, muy atractivas las dos, parecían algo mas jóvenes que yo, seguramente debían ser también estudiantes universitarias. Las dos lucían pantalones cortos y tops con la espalda descubierta. Y un enorme bolso las dos de esos que llevan las chicas a la playa, donde parece como si llevaran su vida metida en ella. Mientras me acercaba podía oir como hablaban i reían de forma distendida.
-¡Hola! Dije cuando estuvieron mas cerca, la verdad es que las salude sin esperar ninguna respuesta. 
Como imaginaba la morena no me dijo nada. Echó un vistazo a la tabla de surf y me ignoró irguiendo la barbilla con actitud altiva. La rubia en cambio me sorprendió.
-¡Ey surfista!Seguro que te vas a divertir con esas olas gigantescas.
-Eso espero, pero hace tiempo que no lo hago, y vamos a ver como me tratan.
Pero sin mas siguieron su camino, hacia uno de los extremos del pantalán, y al apoyarse en la barandilla me di cuenta que no podía quitar mis ojos de ella.
Pensé en presentarme e ir con celeridad, pero al final pensé que no era buena idea, posiblemente yo no era su tipo.
-¿Has visto a ese tipo? Le decía la rubia a su amiga. Parece interesante y muy guapo, además tiene un cuerpo de vértigo. ¡Jajaja!. Pero a su amiga no le hacia ni pizca de gracia.
-Vete a saber con cuantas se ha acostado ya. Parece un ligón de esos de playa.
Yo intenté esforzarme, por no escuchar lo que hablaban, pero me costaba horrores ya que hablaban en un tono muy alto, la morena no paraba de decir lo perdidamente enamorada que estaba de un chico llamado Manu, mientras la rubia escuchaba atentamente y de vez en cuando soltaba alguna carcajada, de nuevo percibí un tono agradable en su voz.
Llevaban allí unos diez minutos cuando dos chicos hicieron acto de presencia, con sus polos rosa y naranja respectivamente por encima de sus elegantes bermudas , daban la sensación de ser dos niños de papa universitarios. Mi primera impresión fue que uno de ellos era el tal Manu del cual hablaba la chica morena que estaba enamorada. Pero ellas no se habían dado cuenta de su presencia mientras que ellos, tan pronto estuvieron cerca de ellas, saltaron sobre sus presas con un espontáneo rugido para asustarlas, las dos chicas chillaron y les propinaron unos golpecitos amistosos en los brazos, mientras ellos estallaban con unas fuertes risas .
-Dentro de un rato encenderemos la fogata, dijo el tal Manu, ¿estáis listas para cenar? 
-¡Si!. Contestaron ellas mientras el otro niñato propinaba un golpe al bolso de la chica rubia y lo tiraba al mar, y soltando una risotada.
-¡Mi bolso! Exclamó la chica. ¡Me has tirado el bolso al agua!
-Lo siento.¡ Jajaja! Dijo sin afectarle demasiado.
-¡Mi monedero está dentro! ¡Vamos tírate al agua!Tienes que recuperarlo antes de que se hunda hasta el fondo.
¡No seas mema ya no lo encontraras! dijo el niñato del polo rosa.-Además puede haber tiburones. Dijo con una mueca burlona pero ridícula.
-¡Necesito este monedero todo el dinero que tengo esta dentro.
No me preguntéis porqué pero me lance al agua, en un acto reflejo, ya se que mi decisión puede parecer ridícula, simplemente reaccioné y tras bucear unos minutos, pude ver el bolso que por suerte se estaba sumergiendo despacio y lo pode alcanzar.
Salí a la superficie y vi cuatro caras que me miraban con la boca abierta y especialmente una mirada que hacía muchísimo tiempo no me hacía acelerar mi corazón de la forma en que lo hacía.


Continuará…

 

 

Tomy


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Acerca deFoto de surcando_las_olas

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Hombre, 36 años

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